La educación en Colombia no enfrenta un buen pronóstico para este año escolar 2021. Ni los problemas estructurales de la educación, ni sus asuntos coyunturales muestran señales consistentes de mejora. Especialmente nos centramos en el distrito de Buenaventura, donde además de convivir constantemente con la miseria y pobreza absoluta, ahora tienen que sobrellevar el pánico, que se ha apoderado estos días, por los crímenes y asesinatos en las calles de la ciudad. Pero ello no representa un vaticinio pesimista, por el contrario, hoy resulta impostergable contar con un diagnóstico realista y demandar desde la sociedad un cambio de rumbo en el que se entienda que la educación no puede continuar siendo un ámbito ideologizado y mercantilizado por los poderes político y económico, sino un espacio estratégico comprometido con la formación de la niñez y la juventud. Debemos luchar e intentar que se reanuden estos espacios educativos que representan para los alumnos, un horizonte de justicia social, de creación de paz, de saneamiento psicosocial e inter-relacional, que contribuya a la construcción de un mejor futuro personal y social.
A las insuficiencias estructurales en términos de cobertura, calidad y equipamiento que han caracterizado por décadas al sistema educativo de Buenaventura, se le han sumado los problemas por el Covid-19.
Esta pandemia ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades Psico-sociales, familiares, educativas y digitales de la sociedad.
Basta recordar que actualmente Buenaventura es el Municipio más pobre del Valle del Cauca donde el 62,7% de la población se encuentra en condiciones de pobreza y el 20,9% en estado de indigencia. Es decir más de un 80% de la población, viven bajo el umbral de la pobreza absoluta.
En términos generales, esto significa que con la llegada del Covid-19, el déficit de ingresos, laboral, salud, vivienda y educación, ha sido y es actualmente deplorable.
De manera particular el ámbito educativo seguirá siendo afectado por la crisis sanitaria que aleja de las aulas educativas e instalaciones físicas a miles de niños/as y jóvenes del distrito de Buenaventura.
Ante la situación de alerta de la propagación y contagio de Covid-19 y con el fin de proteger la vida y salud de toda la comunidad educativa, el gobierno establece un modelo estratégico y educativo, con el fin de contrarrestar el cierre total de las instalaciones escolares. Este método educativo es la “ALTERNANCIA”, que consiste en combinar el trabajo académico en casa, complementado con encuentros periódicos presenciales e integración de diversos recursos pedagógicos e institucionales.
No obstante es importante saber que la secretaria de educación de Buenaventura, mediante la CIRCULAR Nº 0420-05-01-063-2020, tomó la decisión de no asumir el modelo de la “ALTERNANCIA”, debido a la realidad estructural tan compleja que padece el distrito, como consecuencia de las inequidades sociales, estructurales de racismo institucional y discriminación racial hacia los indígenas y afrocolombianos del pacífico. Esta realidad limita el acceso a las nuevas tecnologías (TIC) y a unos recursos económicos que posibiliten ejecutar un proyecto restaurador en las infraestructuras escolares. Realmente no se está preparado para atender los impactos psicosociales y estructurales de esta realidad tan compleja, porque Buenaventura tiene una estructura educativa, social, territorial y cultural muy paradójica. No hay recursos para la compra de computadores y mucho menos los hogares cuentan con medios para responder a unas clases digitales.
La secretaría de educación decidió entonces, iniciar el curso escolar Febrero-2021 adecuando su propio plan de trabajo, que consta de dos facetas:
- Guías de trabajo que se manejan de manera institucional: estas guías las trabajan los alumnos/as en casa.
- Inducción y explicación del tema: un día a la semana hay un encuentro a nivel institucional entre profesor y alumno. En el caso de las escuelas primarias, solo asiste a ese encuentro el adulto o responsable (Padre, madre, abuela/o, etc), con la maestra/o.
El educador explica al representante del alumno/a, de manera escueta y con pinceladas, los temas a desarrollar en la guía.
En el caso de los alumnos de secundaria, son los alumnos/as quienes deberán asistir una vez a la semana para recibir la guía y que se le expliquen a grandes rasgos los temas principales o aclarar dudas. Este encuentro es programado con el tutor de la clase y de manera muy particular (alumno/a-profesor).
En las zonas rurales donde se encuentran las escuelas rurales (Escuelas Nuevas), y a duras penas cuentan con el suministro de la energía, se encuentra la mayor parte de la población indígena con un 6,9% y población afrodescendiente 88,9%. Aquí se aplica la metodología de manera más asidua y alternativa, porque las aulas de clase están formadas máximo de 10 alumnos/as. Sin embargo es imposible aplicar esta metodología en la zona urbana, ya que las aulas de clase están compuestas por 50 alumnos y con el agravante de una infraestructura, imposible de responder positivamente, a la normativa de prevención de riesgo, de la secretaría de salud.
En síntesis, la realidad tan compleja que está viviendo Buenaventura a consecuencia del Covid-19, se ha visto muy reflejada en todos los ámbitos: educativo, social, laboral, y de salud. Pero lo más preocupante es la triste realidad en la que se encuentran los niños/as y jóvenes, con su ausencia en las aulas de clase, que se prolongará este próximo curso escolar. Llevan un año sin interactuar con sus compañeros de clase, maestros y amigos. Tienen que evitar salir al máximo de sus domicilios por la amenaza del Covid-19 y los continuos enfrentamientos de las bandas criminales y asesinatos que se están produciendo a lo que hay que sumar una falta de recursos económicos en los hogares para cubrir sus necesidades más básicas y que imposibilitan por completo la adquisición de equipos técnicos para interrelacionarse con el exterior.